Su magia

Sayula, ubicado en el sur de Jalisco, es un pueblo con una rica historia y una gran tradición artesanal. Este encantador destino es conocido por inspirar obras literarias como «El ánima de Sayula» y, en general, la obra del reconocido escritor Juan Rulfo, pues fueron sus primeros años de vida en este lugar los que conforman en parte el universo desolado que el autor relata en su breve pero trascendente narrativa.

El motivo

Bosque en la Sierra del Tigre

Caminar por las calles empedradas de Sayula es como emprender un viaje en el tiempo hacia las raíces de la cultura jalisciense. Sus coloridas fachadas y hermosas iglesias coloniales te transportarán a épocas pasadas.

Lo básico

Al visitar Sayula, no puedes dejar de visitar la Casa de Cultura de Juan Rulfo, donde podrás sumergirte en la vida y obra de este aclamado autor mexicano. 

Imprescindibles

1. Recorre la Plaza Principal. Este es el corazón del pueblo, rodeado de elegantes edificios históricos que reflejan la riqueza de su historia.
2. Descubre la Casa de la Cultura Juan Rulfo. Este atractivo, que porta el nombre en honor a este gran escritor mexicano cuyo lugar de nacimiento fue Sayula, se encuentra en una vieja casona ubicada en el centro de la ciudad. El lugar es espacio para múltiples talleres, exposiciones de arte y eventos culturales, y también alberga el Museo Arqueológico y Museo de Metalistería.
3. Visita el Museo de Arte Sacro. también es una parada obligatoria, donde podrás admirar obras de arte religioso de gran valor histórico, así como conocer sus famosos Cuchillos de Ojeda, elaborados por sus habilidosos artesanos locales.
4. Admira su arquitectura. La belleza colonial de sus templos, parroquias y capillas es un obligado para los amantes de la historia y la apreciación de la arquitectura y diseño de las construcciones de los espacios de culto sagrados o espacios de oración.
5. Deléitate con sus delicias locales. Sayula también es famosa por su exquisita cajeta, un dulce tradicional mexicano hecho a base de leche de vaca. No puedes irte sin probarla y llevarte un poco como recuerdo de tu visita.