Su magia
De rasgos prehispánicos y coloniales, Izamal se construye sobre los recuerdos de una antigua ciudad maya. La armonía de sus casonas, calesas tiradas por caballos, calles limpias y barrios llenos de historia se conjugan para hacer de este lugar un sitio que invita a conocerse sin prisa, paso a paso. Aquí todo es luminoso: el amarillo ocre y el blanco es para los izamaleños una manera de conservar su luz y proyectarla hacia el futuro. Por las noches, Izamal se ilumina y entonces deja ver el origen de su gente, esa que no deja de usar la fibra del henequén o del algodón para sus textiles, la que emplea el coyol para sus rosarios, y la que cura con herbolaria y medicina tradicional.
El motivo
El Convento de San Antonio de Padua
- Cuenta con el atrio cerrado más grande de América y el segundo más grande del mundo, después de la Basílica de San Pedro en Roma.
- Está construido sobre el basamento prehispánico de un importante santuario maya dedicado al culto de Itzamná, conocida antiguamente como Casa de las Cabezas y los Relámpagos.
- En su interior podrás admirar, entre otras maravillas, una pila bautismal de piedra labrada, dos confesionarios de madera tallada y el retablo principal dorado tipo biombo de estilo churrigueresco.
Lo básico
Hacerte un masaje en el Centro Cultural y Artesanal Izamal en donde ofrecen varios tratamientos relajantes.
Imprescindibles
- Dar un paseo en las tradicionales calesas.
- Subir a lo alto de Kinich Kak Moo, la principal zona arqueológica.
- Recorrer el pueblo en bici; las rentan locales y en varios hoteles.
Autobús:
Autotransportes de Oriente (2a. clase) y Autobuses del Centro
salen de Mérida.
Avión:
Aeroméxico, Interjet y Volaris llegan a Mérida.