Es uno de los complejos coloniales más antiguos e importantes del estado. Fue fundado hacia 1552 –el segundo construido en Latinoamérica–; desde entonces iniciaron las obras de construcción de la iglesia y del claustro.
De su exterior destaca la serie de almenas que coronan los muros y la larga arquería que rememora a las fortalezas medievales; de su interior, un notable retablo barroco. En el huerto hay una noria levantada sobre el Cenote Sis-há del que se han extraído piezas precolombinas y virreinales que se exhiben en el mismo convento.